009 - Saltar en paracaidas

(El de la foto no soy yo, saltar es caro y si además tengo que pagar 75€ mas para que me hagan fotos mientras grito como una niña, la broma me habria salido cara...)

Dificultad: 6/10
Prioridad: 9/10
Miedo: 9/10
Diversión: 10/10

Mi primo me ofreció al hacer 18 años una oferta: ¿Qué quieres, nos vamos de putas o saltamos en paracaidas? Lamentablemente para él escogí lo segundo. Creo que no se lo esperava pero mi primo es un hombre de palabra y cumplió (Aunque salté con 19 años, le costó comseguir el dinero y la valentia...). El lugar escogido fue Empuria Brava SkyDiving, relativamente cerca de Girona, considerada la meca del salto en paracaidas. Fue un fin de semana con viento, llegamos en coche a 200 km/h porqué llegabamos tarde, mi primo se durmió [Vive en Girona] y yo me perdí por el camino [Vivo en Lleida], así que ya estabamos al límite.

Entramos a toda prisa en recepción, soltamos los 400 "euracos" que cuestan dos saltos en tandem (Salto con monitor para los que no están familiarizados con el término) y nos convocaron a la plataforma de espera. Estuvimos cerca de 1 hora viendo como iba cayendo gente del cielo, parecí divertido y teniamos muchas ganas hasta que cayó uno sin control... Se rompió una pierna justo delante de nosotros. [Nuestra cara --> o.O]

5 segundos después aparece nuestro "mejor amigo", la persona encargada que en el salto no muramos, nos enseña los movimientos que debemos hacer arriba una vez saltemos. Nada complicado. ¡Es la hora! - Exclamó el monitor - ¡Vamos al avión! Me tocó el primero en saltar, mientras el avión subía pude ver la cara que ponian todos mis compañeros, ibamos a morir...

Mientras escribo estas linias estoy rememorando ese momento justo antes de saltar... Lo siento, pero es indescriptible... Teneis que saltar. Y entonces... ¡Saltamos! Me quedé paralizado, no había ni rastro de todos esos movimientos tan sencillos que me habían enseñado, fue entonces cuando mi mejor amigo empezó a darme golpes en las piernas y brazos para que reaccionara. Reaccioné, me puse en posición y 45 segundos de adrenalina pura. Lo he explicado muchas veces a mis amigos y conocidos, caer no da miedo lo que te hace cagarte la pata abajo es el momento justo antes de saltar... Entonces, ¡zas! notó un tirón en las piernas y de 220 km/h pasamos a 30 km/h.

Ahora tocaba disfrutar de las vistas de una Empuria Brava en estado de gracia. Hasta entonces no me había percatado del bello paisaje que me rodeaba, estaba absorto por toda la adrenalina que cruzaba mi cuerpo. Entonces, el instructor me cedió el mando del paracaidas, podia ir donde quisiera... ¡Estaba volando!

Fue realmente emocionante, llegamos a tierra y me puse a besar el suelo. ¡Qué alegria y qué satisfacción! No lo haré nunca más en la vida a no ser que me lo paguen o me digan que no tengo cojones a hacerlo.

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